Omnia possibilia sunt credenti!

(Markus 9,23)

Mi nombre es Peter Blancke. Nací en Hameln/Weser (Alemania) en 1958 y en 1971 me mudé a la región de Fulda (Alemania), donde vivo desde entonces.

Estas páginas tratan sobre mis actividades musicales. Las páginas fueron creadas originalmente para mis colegas, quienes siempre están felices de utilizarme con fines orgánicos temporales. Para que no pierdan la cuenta de cuándo y dónde me pidieron que fuera durante los muchos citas, por lo que publiqué rápidamente las fechas en este sitio web.

Cuando tenía cinco años, mis padres me enviaron a clases de piano, que seguí durante muchos años. Sin duda habría dejado de tocar el piano inmediatamente si, afortunadamente, mis padres no hubieran sido muy estrictos conmigo en este sentido. Así que se lo debo a ellos y a su rigor el hecho de que hoy pueda hacer música.

Cuando tenía trece años subí por primera vez a la galería de la iglesia de "San Miguel" en Wüstensachsen (Alemania) y allí me maravillé con el instrumento. Nunca recibí lecciones de órgano, aprendí a tocar el órgano de iglesia por mi cuenta, principalmente precisamente en Wüstensachsen.

Mi escaso dinero para gastos de niño lo gasté durante muchos años en una familia numerosa (a veces con diez hijos en una casa, junto con los padres, es decir, doce personas; el dinero para gastos de bolsillo ¡era escaso!) principalmente en el órgano de la iglesia de "San Miguel". En Eckweisbach (Alemania) debo mi compromiso sobre todo al pastor Stephan Weber.

A los dieciséis años di mi primer concierto de órgano en la capilla del Michaelshof en Unterbernhards (Alemania). Inspirado por el entonces director espiritual del Michaelshof, el Padre Paul Archangelus Löslein, siempre toqué el órgano regularmente durante los respectivos servicios religiosos durante los muchos momentos libres que pasé allí como líder de un grupo de jóvenes.

Debido al fin anticipado del dinero de las vacaciones en Niederrasen (Tirol del Sur), cuando tenía dieciocho años, organicé un concierto de órgano espontáneo con improvisaciones completamente libres en la iglesia parroquial local de "San Juan". El concierto, que duró aproximadamente una hora y la mitad (después me pareció una "¡pieza de chico bastante atrevida!") me trajo un orgulloso 70 marcos alemanes me permitió extender mis vacaciones una semana.

Desde 1983 trabajo por cuenta propia en el ámbito de la informática. Mi amor por los instrumentos sigue vigente. Mi salón, que no es muy grande, está ocupado por un bonito piano de cola y un órgano de iglesia de cuatro manuales.

En Fulda (Alemania) y sus alrededores ayudo regularmente con mi órgano en los servicios litúrgicos debido a la actual escasez de organistas. Cuando algún día me jubile, ampliaré mis actividades como "Juglar de Dios", siempre y cuando mi mente y mis dedos siguen tocando el Órgano-Peter.